Las Naciones Unidas el 20 de septiembre th tenían un sentimiento muy diferente.
O vibración, como diría la generación más joven. Apropiadamente, porque era su día, totalmente organizado por los jóvenes, con vídeos y música, declaraciones y promesas en el lenguaje y el estilo de los jóvenes. Toda una diferencia -un cambio bienvenido- respecto al aspecto habitual de la ONU, con hombres y mujeres de edad avanzada llenando los pasillos. Los dos "Días de Acción" (20-21 de septiembre) fueron la antesala de la esperada Cumbre del Futuro, un acontecimiento que pretende -¿espera? -revitalizar los esfuerzos para impulsar la Agenda 2030 de la ONU. Los 193 Estados miembros aprobaron la agenda y se comprometieron a cumplir su promesa de una vida sostenible, saludable y más equitativa para las personas y el planeta sin dejar a nadie atrás. Sin embargo, la triste realidad es que en 2024, cuando solo faltan 6 años, las mejores estimaciones indican que solo el 17% de los 17 Objetivos están en vías de cumplirse. Así pues, el primer Día de Acción giró en torno a la juventud, sus esperanzas y sueños, y sus promesas de aportar energía y visión para dar forma al mundo futuro que heredarán. La mitad de la población mundial tiene menos de 30 años y, sin embargo, no siempre se toma en serio a los jóvenes en los espacios de toma de decisiones de alto nivel. Y ellos lo dijeron, alto y claro. Aplaudiendo la iniciativa del Secretario General de crear una Oficina de la ONU para la Juventud, los oradores insistieron en que éste debe ser sólo un primer paso. No más jóvenes en los márgenes; tienen que estar en el centro de las cosas. Deben ser escuchados y merecen un sitio en la mesa. Puede que carezcan de la experiencia y la sabiduría de los más maduros, pero aportan una mirada fresca y una nueva visión, así como una evidente comodidad con el uso de tecnologías nuevas y emergentes. Pero exigen autenticidad de los líderes, más acción que palabras, si queremos tener instituciones responsables. Me pareció un gran paso adelante y me recordó los comentarios de un antiguo embajador que participó activamente en la formulación de la Agenda 2030 (los ODS): una de las principales deficiencias de las Naciones Unidas es que piensa como antes pero tiene problemas nuevos, estructuras y procesos antiguos incapaces de hacer frente a los nuevos retos. Necesitaremos emplear la Inteligencia Artificial para ayudar a resolver los problemas del momento, pero ¿qué estamos haciendo para comprender su potencial, salvaguardar su uso positivo y seguir el ritmo de su rápido desarrollo? ¿Alguien quiere odres nuevos? La Cumbre del Futuro en sí, dos días después, no estuvo a la altura de la promesa de un gran acontecimiento de singular importancia, y desde luego no fue lo que la comunidad de ONG esperaba. No hubo grandes avances, ni resoluciones vinculantes. Algunos Estados siguen resistiéndose a hablar de Derechos Humanos. Y muchos prefieren hablar de vivienda pero no mencionar a las personas sin hogar. Pero tampoco todo siguió igual. Siempre hay signos de esperanza. Se debaten temas, los Estados miembros siguen hablando entre sí. El diálogo es en su mayor parte cordial y respetuoso. Aunque actualmente no es posible añadir otros contenidos que faltan a la Agenda 2030, nadie pide que se elimine ningún aspecto de los 17 Objetivos. Pero para mí el signo de esperanza más brillante es el significativo paso adelante que han dado los jóvenes a la hora de defender una participación significativa en la configuración del futuro en el que vivirán. Adoptan los Objetivos de Desarrollo Sostenible y ya están profundamente implicados en muchos lugares del mundo en la acción por el clima. Parece que en el futuro tendrán una presencia estable en las deliberaciones de la ONU. Anuncian el cambio y deberíamos acogerlo con satisfacción. Bienvenidos, jóvenes. El futuro es realmente vuestro. Jim Claffey ONG de la ONU Representante de la Congregación de la Misión
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Una niña de tres años grita "No es justo" cuando cree que su hermano recibe algo que ella no. Otro niño grita lo mismo cuando le dicen que es hora de irse a la cama mientras un hermano mayor se queda despierto.
Piden justicia. Porque existe en nosotros el instinto de que las cosas deben ser justas... no iguales quizá, pero al menos justas. Como dice Mia Mottley, Primera Ministra de Barbados, sobre la justicia social, "sabemos lo que es, lo aprendimos de nuestros hijos, se llama imparcialidad". A la mayoría de la gente no le parece justo que los muy ricos paguen menos impuestos que ellos. O que las empresas puedan subir los precios o despedir a los trabajadores sin motivo. Una vez más, el sentido innato de la justicia nos dice cuándo algo está mal. Incluso en las zonas más subdesarrolladas del mundo, donde el futuro parece predeterminado y fijo, con un poco de exposición al mundo en general todos querrían una mayor justicia, con oportunidades para todos, con ayuda material cuando se necesite, con el respeto de la dignidad de todos. La Agenda 2030 de las Naciones Unidas para la Paz y la Prosperidad de los Pueblos y del Planeta pretende acercar a la humanidad a ese mundo. Y la promesa subyacente es no dejar a nadie atrás. No dejar a nadie atrás -progreso para todos- sólo es alcanzable si el progreso material se combina con valores espirituales o éticos. Es evidente que el reciente crecimiento económico ha traído prosperidad para muchos, pero como gran parte de ese crecimiento se ha producido sin un vínculo con la justicia o la equidad, unos pocos se han beneficiado desproporcionadamente mientras muchos quedan en condiciones precarias. Se trata de una cuestión espiritual. Un fracaso espiritual. La sociedad sólo será sana y completa si se persiguen intencionadamente valores como la comunidad, el Bien Común y la prosperidad compartida. Se trata de equidad. La agenda de la ONU se inspira en los Derechos Humanos, una declaración universal que afirma que todas las personas tienen estos derechos, que los derechos pertenecen a las personas y no a los gobiernos, y que deben ser respetados. La Doctrina Social de la Iglesia inspira a otros a buscar la justicia y el Bien Común, y a desafiar el statu quo en el que todo está dispuesto para favorecer a los ricos y bien relacionados. Aunque no es muy conocida, la Doctrina Social se basa en sus raíces en las Escrituras y es auténticamente provida porque defiende y promueve la vida desde el vientre materno hasta la tumba: "Yo he venido para que tengáis vida, y vida en abundancia". La Doctrina Social fomenta la mentalidad de buscar y comprender las causas profundas de la injusticia y promover cambios en los sistemas y estructuras que causan y mantienen a las personas en la pobreza y la miseria. El profesor Cornell West lo dice muy bien "Nunca olvides que la justicia es lo que el amor parece en público". En la tradición vicenciana encontramos al Beato Federico Ozanam, principal fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl, precursor de la Doctrina Social con sus llamamientos a favor de las pensiones y los derechos de los trabajadores mucho antes de las primeras formulaciones de la doctrina. Nos dice: "Id a los pobres", escuchad y aprended, y complementad la caridad con el trabajo por la justicia. Inspiradas por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Doctrina Social Católica y, sobre todo, por nuestro carisma compartido de servir a los pobres, las ONG de la Familia Vicenciana trabajan para lograr un cambio sistémico para las personas en situación de pobreza a través de nuestro trabajo de colaboración en la ONU haciendo incidencia política, un nuevo nivel de caridad. Esto implica navegar por conceptos y construcciones complicados como los Pisos de Protección Social, la Policrisis Multidimensional de la Desigualdad y la Arquitectura Financiera Global... pero al final se trata simplemente de Equidad. Jim Claffey, representante de las ONG de la CM ante la ONU En el último artículo de esta serie, Atrás en el Entretiempo, analizamos cuán atrasado se encuentra el mundo en el logro de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Este programa para un mundo mejor para todos se basa en las 5 P: Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y “Partnerships” Asociaciones:
Si nos centráramos en las personas y el planeta, podríamos alcanzar un nivel de cierta prosperidad y cierta paz para todos. Los 17 Objetivos son cosas que todo el mundo debería desear: Fin de la pobreza y Hambre Cero, para empezar. Es una agenda diseñada para unir al mundo. La experiencia global de la COVID-19 debería enseñarnos que el único camino a seguir es el de las alianzas y la colaboración mutual. Pero siempre aparece otra P que se interpone en el camino: Provecho. Como en la avaricia. Beneficio sobre las personas. Ganancia personal sobre el bien común. El afán de lucro y poder no sólo bloquea la agenda compartida sino que también conduce a la negación de los derechos humanos, reduciendo su carácter universal para ajustarse a intereses nacionales más estrechos y a decisiones políticas y financieras que favorecen a unos pocos sobre los muchos. El modelo de primero las ganancias que prevalece hoy produce desigualdad, la raíz de todos nuestros males sociales (Papa Francisco). La arquitectura financiera mundial debe cambiar, el “desarrollo” debe repensarse, y debe ir más allá del PIB como medida del desempeño de un gobierno. Otras medidas como el Salud, Felicidad y Economía del Bienestar: Un Analisis Empirico o Our Common Agenda, Policy Brief 4 Valuing What Counts de las Naciones Unidas incluyen muchos otros factores y mediciones que Proporcionar una imagen más completa del crecimiento económico y su impacto en las personas. El informe Hacia una Sociedad Más Inclusiva* lo expresa simple y directamente: “Las agencias de financiación internacionales, las empresas, las fundaciones y los gobiernos a veces actúan únicamente para promover sus propios intereses”, pero “las soluciones predominantemente basadas en el mercado y orientadas a la economía no logran abordar los problemas multidimensionales naturaleza de la persona humana en relación con otras personas, el medio ambiente y la sociedad”. Decimos No Dejar A Nadie Atrás, pero en realidad naciones enteras están quedando atrás porque nuestro actual modelo de “desarrollo” invierte sólo dónde y cómo se pueden extraer ganancias, el infame “retorno de la inversión” que es válido cuando se hace de manera razonable y destructivo cuando es desenfrenado. ¿Qué se debe hacer? A nuestra manera, en nuestro trabajo y en nuestros vecindarios, con amigos y quienes nos rodean, en todo lo que hacemos, podemos construir una comunidad. Debemos orar incesantemente por la comunidad, por la inclusión, por el Bien Común. Podemos usar nuestra voz y nuestro voto para elegir la unidad, el respeto mutuo y la solidaridad humana por encima de todas las formas de división. Nuestra humanidad compartida debe guiar nuestro pensamiento y nuestros valores. Seamos muy claros sobre esto. Si Provecho siguen dominando las P positivas, si no se cumple la Agenda 2030, no será culpa de la ONU. La ONU es una plataforma propiedad de los Estados miembros y operada por ellos. Será un fracaso colosal de las 193 naciones-miembros que no pueden-o no quieren-poner el bien común--y su propio pueblo--por delante de todo lo demás. Será porque los países eligen seguir como siempre, la búsqueda de objetivos estrechos a corto plazo, en lugar de colaborar para lograr un cambio sistémico importante. Será porque las naciones ricas y sus instrumentos financieros continúan invirtiendo para obtener el máximo beneficio, en lugar de promover un equilibrio más equitativo entre las naciones. Las tendencias individualistas nunca conducen a una verdadera solidaridad. *Hacia una Sociedad Más Inclusiva, el Foro de ONG de Inspiración Católica Jim Claffey ONG Representante de los Sacerdotes y Hermanos Vicencianos ante las Naciones Unidas Si esto fuera un evento deportivo, el entrenador estaría gritando.
Los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a crear un mundo de paz y prosperidad para las Personas y el Planeta para el año 2030. Una promesa, casi un sueño. Un compromiso para eliminar la pobreza y el hambre, proporcionar un medio ambiente limpio y una vida en armonía con la naturaleza para todos. La evaluación actual: Una tarde, a principios de la década de 1970, Michael Pachovas y algunos amigos se acercaron a una acera en Berkeley, California, vertieron cemento en forma de una rampa tosca y rodaron hacia la noche. Para Pachovas y sus compañeros defensores de la discapacidad, fue un acto político, un gesto de desafío... También fue pragmático. A pesar de su desnivel, los bordillos inclinados improvisados proporcionaron a la comunidad discapacitada algo invaluable: movilidad….
Así comienza una poderosa historia contada en la Revisión de Innovación Social de Stanford (2017) por Angela Glover Blackwell. Ese simple “corte de acera” ayudó a terminar con la pesadilla de moverse por las calles de la ciudad en una silla de ruedas, como correr una peligrosa carrera de obstáculos. A diferencia de las medidas de accesibilidad para edificios requeridas por la regulación gubernamental, la movilidad en las calles aún no era una prioridad. ¡Eso sí que es creatividad! Identificar un problema y responder de manera efectiva con recursos simples. Los cortes de acera no eran del todo nuevos. El primero apareció en 1945 en Kalamazoo MI. Pero el recorte de Berkeley comenzó a cambiar cómo el país pensaba sobre el acceso, la movilidad y las necesidades de las comunidades más vulnerables. Y entonces sucedió algo totalmente inesperado. Con este pequeño cambio, todos se beneficiaron, no solo las personas en sillas de ruedas, sino también los padres que empujaban cochecitos y se dirigían directamente a las aceras. Lo mismo hicieron los trabajadores que empujaban carros pesados, los viajeros de negocios que transportaban equipaje, incluso los corredores y los patinadores. Hay una sospecha social arraigada de que apoyar intencionalmente a un grupo daña a otro. Esa equidad es un juego de suma cero. Pero, de hecho, no es una pizza: ¡mi porción no disminuye el pastel para los demás! todos ganan San Vicente de Paúl estaría orgulloso. Después de todo, uno de los sellos distintivos del gran Patrono de la Caridad fue su genio para la creación de redes y la colaboración, así como las respuestas creativas a los problemas y necesidades de los empobrecidos de su tiempo. Una de sus frases más repetidas nos recuerda que EL AMOR ES INVENTIVO HASTA EL INFINITO. Una declaración poderosa... pero también un desafío para sus seguidores: cuán creativos somos los vicentinos hoy en el seguimiento de Cristo Evangelizador y Siervo de los Pobres . ¿Cuán ingeniosos son los métodos y herramientas pastorales para llevar la Buena Nueva? Porque si siempre hacemos lo que siempre hemos hecho, no cambiará mucho. Es interesante imaginar qué haría San Vicente con las herramientas sociales de hoy que no disfrutó en el siglo XVII : análisis social, democracia, sistemas económicos, pensamiento de cambio sistémico y, sobre todo, ¡medios sociales! Su creatividad florecería y nada lo detendría para lograr un cambio estructural serio y duradero. Ahora bien, no todos somos visionarios creativos. Ese es un don especial. Muchos de nosotros somos más gerenciales, podemos administrar un proyecto, mantenerlo encaminado y obtener buenos resultados. Pero podemos ir más allá analizando críticamente nuestros métodos y buscando incorporar nuevas y mejores formas de llevar a cabo nuestro ministerio. Como seguidores de Vicente, buscando reflejar su carisma en este siglo con sus necesidades y desafíos actuales, aquellos a quienes servimos merecen nuestros esfuerzos en este sentido. ¿Cómo podemos ser más creativos?
El amor es inventivo hasta el infinito. ¡Una convicción maravillosa y un desafío! jim claffey ONG Representante de los sacerdotes y hermanos vicencianos ante la ONU ¿Cómo te va con la tuya? Propósitos de Año Nuevo, una práctica común, y buena si enfoca nuestra energía y determinación hacia metas valiosas. ¡Pero también una práctica que puede hacernos reír, o llorar, 6 meses después al revisar lo bien o no que hemos hecho!
Hay muchas resoluciones en las Naciones Unidas. Documentos sobre documentos. De justicia y paz, derechos humanos, desarrollo equitativo y protección de los menos favorecidos. ¿Cuánto de esto es real, cuántas resoluciones realmente importan? Solo si se convierten en políticas nacionales, es decir, desde el pronunciamiento de la ONU hasta la política y la práctica de los Estados miembros. Una resolución histórica, lograda por las ONG de la Familia Vicenciana y sus aliados a través de un esfuerzo persistente durante cuatro años, establece la falta de vivienda como un problema independiente. Considerado anteriormente como un aspecto de la pobreza, la falta de vivienda ahora es vista por la ONU como un problema propio, que debe abordarse como tal. La Resolución de la Asamblea General 76/133 (16 de diciembre de 2021) reitera que la erradicación de la pobreza, el hambre y la desnutrición, en particular en lo que afecta a las personas sin hogar y en riesgo de quedarse sin hogar y otras personas en situaciones vulnerables, es crucial para el avance del desarrollo sostenible global. Esto significa algo, esto importa. El Secretario General debe informar este año sobre lo que ha hecho la ONU para reducir la falta de vivienda, y los países que presenten Informes Nacionales Voluntarios en 2023 deben incluir este tema en sus informes. Pronto veremos al menos atisbos del impacto de la Resolución en estos informes. Sabemos cómo terminar con la falta de vivienda. Aunque complejo, no es un problema irresoluble. Los estudios muestran consistentemente que la mayoría de las personas no se quedan sin hogar cuando tienen acceso a una vivienda permanente que pueden pagar. Entonces “Housing First,” con los servicios de apoyo apropiados. Dado que la Pregunta Vicentina siempre es "Qué se debe hacer", ¿qué podemos hacer para abordar la falta de vivienda?: • Primero, sentir algo de la indignación del Papa de que “no podemos encontrar justificación social o moral, ninguna justificación de ningún tipo, a la falta de vivienda” (visita de 2015 a Washingon DC); • Educarnos sobre las causas reales, estructurales y circunstanciales, de la falta de vivienda, los impulsores reales de la misma, no la exageración construida alrededor de las excepciones ("les gusta dormir en la calle, no quieren vivienda; todos son drogadictos, son demasiado inestables”). Quizás un mínimo que exigirnos a nosotros mismos como cristianos y vicentinos es estar informados y dispuestos a desafiar nuestros propios prejuicios sobre las personas sin hogar; • Seguir las reflexiones de P. Mike Carroll sobre el tema en las páginas de famvin.org/noticias; • Aprender a pensar sistémicamente: ver las conexiones entre los problemas de política social y la financiación/prioridades del gobierno, etc. Comprender que la falta de vivienda es principalmente una decisión política; • Abogar localmente por viviendas asequibles. Las soluciones son locales, los alcaldes deben ser los verdaderos líderes en el tema. Rechazar el NIMBYismo (No en mi vecindad). No votar por un candidato que no se comprometa a trabajar en el tema, y luego no votar por aquellos que se comprometen pero no hacen nada; • Apoyar a la Alianza FAMVIN por los sin techo, el único proyecto común de la Familia Vicenciana, y su notable éxito hasta la fecha: 93 proyectos en 30 países, 2329 casas adquiridas, 8697 personas ayudadas. ¡Esto Si Podemos hacer! Jim Claffey NGO Representante de la Congregación de la Misión ante la ONU Me pregunto si es posible decir algo nuevo sobre el cambio climático. Ya hay mucho material disponible al respecto, analizando el tema desde todos los ángulos. A estas alturas, todos deberían haber oído algo sobre el desastre que le espera a la humanidad si no se toman medidas drásticas pronto. Y tantos otros, especialmente los habitantes de las islas, lo saben por experiencia vivida.
La reciente COP27 (Conferencia de las Partes sobre el Clima, sesión 27) sobre acción climática se considera ampliamente como otra oportunidad perdida, en gran parte debido a la presencia activa de 600 representantes del sector de petróleo, y sorprendente y reveladoramente, algunos incluso como parte de varias delegaciones oficiales de las naciones. Entonces, para muchos activistas climáticos, otra esperanza se desvaneció, aunque se lograron algunos avances en el establecimiento de un Fondo de Pérdidas y Daños (más sobre esto a continuación). Tal vez deberíamos meditar a menudo sobre Laudato Si para refinar la esperanza. Mi generación dejo caer la pelota sobre el cambio climático, sin duda. Pero soy algo optimista sobre la acción climática significativa DEBIDO A LOS JOVENES, que están respondiendo en números cada vez mayores y con creatividad, en la COP y más allá. Permítanme dar un ejemplo de la Familia Vicenciana. El dos de Diciembre en la Universidad de Niagara, tuve el privilegio de co-patrocinar (la Oficina ONG de la Congregación de la Misión ante las Naciones Unidas) con Justice House*/Niagara, y participar en una simulación, dirigida por estudiantes, de un evento de la ONU sobre acción climática. Creado por un “Fulbright Scholar,” estudiante en Niagara, el evento de todo un día fue ordenado, sobrio y tan realista come podría ser una simulación. Aparte de un retoque aquí o allá, los profesores presentes no tuvieron que intervenir para dirigir el evento. No hubiera creído que se puede tener 40 estudiantes universitarios en una sala, con un comportamiento totalmente disciplinado, de 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Sin embargo, allí estuvimos en una sala visualmente impactante con banderas de todas las naciones, mesas de conferencias, 8 páginas de instrucciones, comentarios y propuestas investigadas y escritas por los estudiantes, quienes luego desempeñaron el papel de embajadores de las diferentes naciones. Siguió el debate y el procedimiento parlamentario, que finalizó con propuestas bien articuladas sobre la creación de un Fondo de Perdidas y Daños mediante el cual las naciones ricas, también conocidas como las más culpables del daño climático, proporcionan recursos a las naciones pobres, también conocidas como las que contaminen menos pero sufren más – con una cantidad razonable de sugerencias sobre recursos financieras para que esto suceda. El evento incluyó una breve presentación y preguntas y respuestas sobre COP27 con Lisa Kurbiel (graduada de Niagara y St. Johns), Directora del Fondo Conjunto para los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Agenda 2030 de la Naciones Unidas para la Paz y la Prosperidad, para las Personas y el Planeta. Que resulta? Para mí, mayor optimismo sobre la acción climática. Los jóvenes entienden la importancia y tratan de hacer algo al respecto. Este evento tuvo un alcance limitado a la universidad (y a los que lo siguieron en línea), pero fue emblemático de lo que estudiantes y jóvenes en general están haciendo a nivel mundial para promover los Derechos de la Naturaleza y fomentar acción climática significativa y critica. Personalmente, el evento también me dio otra razón para estar orgulloso de nuestras Universidades Vicentinas. Conclusión? Aumentemos nuestro apoyo a los jóvenes. En nuestros ministerios escuchémoslos y confiemos en ellos. Facilitemos su participación en los problemas sociales de nuestro tiempo y acojamos su natural entusiasmo. Hacen las cosas de manera diferente, se comunican a su manera. Pero pueden proporcionar esa explosión de energía e ideas nuevas que muchas organizaciones e instituciones, incluida la propia Naciones Unidas, ciertamente pueden beneficiarse. Jim Claffey Representante de NGO de la Congregación de la Misión ante las Naciones Unidas. * Justice House @ la Universidad de Niagara es un Proyecto nuevo y esperanzador para crear una comunidad de aprendizaje centrada en la búsqueda de la justicia, que ofrece programas e iniciativas innovadoras para ayudar a los estudiantes a examinar el significado de la justicia e inspirarlos a seguir sus propias vocaciones como defensores de la justicia. Qué hermoso es imaginar: que no haya pobreza. Todas las personas del mundo con sus necesidades básicas cubiertas. La mayoría no sería rica, pero nadie viviría en la pobreza. ¿Demasiado para imaginarlo? ¿Un sueño imposible? Tal vez. Pero “nada ocurre sin que primero haya un sueño”. Y así, la propuesta de Naciones Unidas en su Agenda 2030 para las Personas, la Prosperidad y el Planeta propone 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible como hoja de ruta. Acompañados del lema clave “no dejar a nadie atrás”, pues se trata de una propuesta global. Y el Objetivo nº 1 es No a la Pobreza. El ODS1 tiene un objetivo amplio: “Garantizar que toda la población, y especialmente los más pobres y vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, al acceso a los servicios básicos, al control de la propiedad y de la tierra, a los recursos naturales y a las nuevas tecnologías”. Cuando 193 países firmaron esta Agenda 2030 de la ONU, se comprometieron a crear marcos políticos sólidos a nivel nacional, regional e internacional, basados en estrategias de desarrollo que favorezcan a los pobres y tengan en cuenta el género, con sistemas y medidas de protección social, para erradicar la pobreza. ¿Qué es la pobreza? La forma en que definimos las cosas determina cómo las abordamos. La pobreza es mucho más que la falta de ingresos. Los más pobres de entre nosotros suelen pasar hambre, tienen menos acceso a la educación, no suelen tener luz por la noche y sufren desnutrición y mala salud. También pueden sufrir exclusión social y discriminación. Y la pobreza está intrínsecamente ligada a la vivienda y al vecindario, al agua potable y al saneamiento, así como al empleo. No es de extrañar. El cambio sistémico, el método específico de evangelización de la Congregación, nos recuerda que nada ocurre de forma aislada, que todo está conectado. Y para los vicentinos, cuyo legado del gran Vicente de Paúl es evangelizar y servir a los pobres, acabar con la pobreza sería un sueño hecho realidad. Pobreza mundial: las cifras varían porque se utilizan diferentes medidas. Pero puede sorprender a algunos lectores saber que la mayoría de la gente vive en la pobreza; dos tercios de la humanidad viven con menos de 10 dólares al día. Eso es una de cada nueve personas. ¡Qué pecado social que clama al cielo! La pobreza extrema: La ONU estima que el 10%, es decir, 734 millones de personas, sufren la pobreza extrema al vivir con menos de 1,90 dólares al día. El mundo estaba reduciendo constantemente estas asombrosas cifras hasta la pandemia de COVID de 2020. Erradicar la pobreza: ¿Qué haría falta para eliminar la lacra de la pobreza? En una palabra, un cambio radical. Una conversión. Poner patas arriba el “business as usual”. Algunos de los cambios necesarios podrían ser, al menos, los siguientes: – Dar prioridad al Bien Común a todos los niveles en cada nación, lo que exigirá una mayor colaboración global, así como sacrificio y solidaridad entre las naciones; – Garantizar el respeto global de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; – Dar prioridad a las personas sobre los beneficios, un cambio radical en la toma de decisiones, en el que el Producto Nacional Bruto o la Bolsa no sean la medida del valor de una nación, sino las condiciones de vida de todos sus ciudadanos; – Construir un nuevo contrato social en cada nación, y dar pasos hacia un contrato global para un mundo cada vez más interconectado. Estos contratos son acuerdos entre los miembros de una sociedad para cooperar en beneficio social de todos. Esto incluye oportunidades de empleo con salarios y beneficios justos, asistencia sanitaria, acceso a Internet y cuestiones relacionadas; – Construir políticas de protección social en cada nación, y una a nivel mundial, que garantice los servicios básicos para los que se quedan atrás. Evidentemente, se trata de una lista utópica que propone cambios enormes y casi inimaginables para los responsables políticos de todo el mundo. Cada punto es un objetivo elevado que requiere estrategias y programas paso a paso, al tiempo que queda abierto a un perfeccionamiento continuo según la experiencia del mundo real y las posibilidades razonables. Seguramente no eliminaremos la pobreza mundial para 2030, y tal vez nunca en un sentido absoluto. Pero hacer avances significativos en esta década, al menos en lo que respecta a la pobreza extrema, y luego más progresos en la siguiente… ¿quién sabe? En cualquier caso, no hay pobreza. Es algo increíble de imaginar. Jim Claffey Representante de las ONG de la CM ante la ONU Y la palabra del día es ….
Interconexión. Conectividad. Lazos. Vuelve a mirar la imagen de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, el núcleo de la Agenda de las Naciones Unidas para las Personas, el Planeta y la Prosperidad. Los 193 Estados miembros se comprometieron con esta agenda 2030 y a no dejar a nadie atrás en el proceso. Alerta de spoiler: no lo vamos a alcanzar para el 2030. La COVID ralentizó el proceso e incluso invirtió los avances en algunas áreas prioritarias. Si se fijan, la cuestión del sinhogarismo —en la que toda la Familia Vicenciana ha acordado trabajar conjuntamente— recorre toda la variedad de los Objetivos, por la sencilla razón de que todas estas cuestiones sociales están de una u otra manera «interconectadas». Esto no es una novedad para un enfoque correcto del cambio sistémico, que reconoce que nada ocurre de forma aislada, que todo está conectado, que con demasiada frecuencia vemos el bosque, pero no cómo se relacionan los árboles. Para entender el «bosque» que es la pobreza, por ejemplo, tenemos que ser conscientes de la interrelación de los árboles que lo componen. Este enfoque nos lleva a un análisis más detallado de todas las cuestiones y problemas interconectados que debemos abordar para construir una sociedad sana y pacífica para todos. Así pues, cuando reflexionamos sobre el sinhogarismo y los factores que lo impulsan o lo provocan en primer lugar, como son la falta de disponibilidad de vivienda asequible, el estancamiento de los salarios y, no obstante, el aumento del coste de la vida, los problemas de salud mental y de abuso de sustancias, la violencia doméstica, el rechazo familiar por cuestiones de identidad sexual de los jóvenes, el malestar psicológico de diferentes tipos. Todo ello, por supuesto, se ve agravado por la experiencia de no tener hogar. Son bastante evidentes las conexiones entre el sinhogarismo y la inseguridad alimentaria, la inseguridad laboral, el insuficiente mantenimiento de la salud física y mental. Todo ello a pesar de los 16 millones de viviendas vacías en Estados Unidos. Hay soluciones. Hay historias de éxito. El enfoque «Housing First with Services» [La vivienda primero con prestaciones] funciona. Pero no existe suficiente voluntad política para abordar el problema adecuadamente, a pesar de que la vivienda es un Derecho Humano que tiene prioridad sobre los derechos de propiedad y la vivienda como bien de consumo. La buena noticia es que avanzar en una u otra cuestión también hace avanzar el conjunto: tal es la naturaleza de las múltiples conexiones. Sólo hay que conectar los puntos. San Vicente sabía cómo conectar los puntos. El gran Patrono y Organizador de tantas empresas caritativas sabía también que las urgencias de la justicia tienen prioridad sobre las de la caridad, y que no basta con hacer el Bien, sin hacerlo Correctamente. Y siempre proporcionó un marco sólido para esos esfuerzos, determinando un sistema de financiación y haciendo hincapié en las normas y los contratos. Nuestra abogacía, en este sentido, debe consistir en informar sobre la política a nivel local, llevar las voces de las personas que experimentan la falta de hogar —pues no se puede hablar de los sin techo, sin los sin techo—, o que están en constante riesgo de estarlo, a las mesas donde se toman las decisiones, y romper los silos que a menudo impiden la prestación de la red de seguridad. Las políticas y el apoyo apropiado a las personas sin hogar deben relacionarse con los proveedores de servicios de salud y de lucha contra el hambre, y todo debe hacerse en el marco de los derechos humanos. Y debemos apoyar el creciente consenso en torno a la necesidad de crear estrategias de protección social para todos. A menudo decimos que el mundo es pequeño. Es cierto. Sobre todo, porque está notablemente interconectado. Jim Claffey Representante de Congregación de la Misión ante la ONU |
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